lunes, 6 de septiembre de 2010

Juan Manuel, lunes de septiembre


Ayer cayó lluvia, una lluvia completa, sanadora, hoy paró. La mañana mojada.
Trato de encontrar el verde, sí, el verde cargado de agua, las hojas cuelgan pesadas del otro lado de la ventana.

Con los brazos bajo la cabeza en la cama, me dilato, y sé que voy a llegar tarde. El corazón latiendo de nuevo, las palpitaciones, el acelere. ¿Por qué tenían que empezar los achaques? Presión alta, basta de sal, miedo a morirme dormido del corazón, de irme a dormir y no despertarme, ya está, llegó, después de los cuarenta un declive entero, declive de carne, de salud, de chances.
Si estuviera Marquitos conmigo por lo menos, si pudiera ser su padre, criarlo. Ahora su papá es Cacho, el que lo pasea por todo el mundo,hoy por Disney París. ¿Y el hijo que quiere Cecilia? Acá al lado, durmiendo es hermosa, inofensiva, su respiración imperceptible dibuja la silueta de un hijo ahuecado en la cama entre nosotros... pero no… no sé ¿Otra vez con el corazón abierto dando, dando, rompiéndome de amor y deber para que ellas cumplan con su mandato o instinto y pidan, reclamen, pidan, reclamen?

Salgo de la ducha. Aún estoy a tiempo para volver con Mara ¿Aún estoy a tiempo para volver con Mara? Porque, para empezar de nuevo con lo mismo, y que termine de la misma forma ”Alone again, naturally…” Y yo no quiero sufrir más, y yo no quiero estar sólo.
Nunca les alcanza a ellas (¿O nunca me alcanza a mí?)Yo la dejé a Mara suponiendo que Yo no le alcanzaba, pero si lo pienso bien, ella a mí no me alcanzaba, era yo el insatisfecho.
Insatisfecho por miedo, siempre el miedo al abandono; no termino de entender esa teoría de quedar enganchado con lo que te hizo sufrir en la infancia. El abandono. ¿O el juego es abandonar antes de que te abandonen y ganar de mano? Patético. Lo voy a hablar con Angel mañana en la sesión….


…caminando al trabajo, como los viejos que tienen que caminar por el corazón, igual, pongamos que es para ver un ratito la mañana antes de meterme en la oficina roñosa y empezar a estornudar por la alfombra y a acomodarme en la prisión de ocho horas.
El fresco con olor vegetal desde el patiecito de delante de esa casa, ése olor que no puedo describir… me mueve todo, me abre la herida deliciosa, qué poético, hoy estás hecho un puto Pet Shop Boys, o Cristian Castro… Media cuadra adelante una mina, debajo del tapadito negro me parece que hay un culo importante.
Acelero el paso, se dio vuelta, es… ¡es la mina esa! La mina del libro de Patti Smith, la de la misa en Cortines, me hago el boludo y doblo y ella sigue, ¿Dónde irá? Es parecida a ésta actriz que ahora está grande, ¿Cómo es?... sí esa yegua de la foto sentada en bolas de Helmut Newton, sí, igual, pero castaña, porque la otra es más rubiona, ¿Cómo es? Charlotte Rampling, si, cómo le gustaba a mi viejo… ¿Así que de chiquita iba a misa a Cortines? ¿Cómo sería de chica? Seguro que no llamaría la atención, tal cual, como esas nenitas con las que te pusiste en bolas, jugaste al doctor, al panadero, al carnicero, al jinete y nunca tuvieron sexo más que para explorar en algún momento y seguir siendo un par, un amigo. Pero el día menos pensado, cuando menos te lo imaginás, un minón, ahí, parada frente a vos, una bestia que te avergüenza, que te deja como un boludo boquiabierto a lo Francella mirá la nena.
Como Laura, cuando íbamos a pescar con nuestros viejos y con Mariano…la luz naranja de película Súper 8, los pantalones Oxford de los tres pisando el pasto medio seco del invierno con pintas verdes de primavera… y he aquí los escalones de la Municipalidad, que me devuelven a este cuerpo ya achacoso, que quiere volver allá… al arroyito de Aeroclub, la chica de la Misa en Cortines…
Frente a mí el reloj, piiip, la fichada de la tarjeta, Juan Manuel Costa . Legajo 5451. Registrado
Continuará

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