miércoles, 1 de septiembre de 2010

Fátima: Jueves, En casa, convaleciente tirada al sol junto a la huerta de la abuela.



Y ese cansancio en todo el cuerpo desde que me desperté en el sanatorio, ¿así que esto es el stress? 23 años y con stress. ¿Qué pasó? Pasó un amor, y no un pequeño amor, un amor durísimo, que atraviesa mi juventud, cinco años, Xavi en mi y en mi cabeza por cinco años ¿para siempre? Un desmayo fuera de lugar trocó el secreto en una cuestión de estado familiar, Una situación vivida durante cinco años cambió su carátula en un día. Y ahora, su presente se transforma en pasado.
Xavi murió hace quince días, esta historia murió. Es fácil ahora, acá, tirada al sol, contemplando al ras del piso las caléndulas supernaranjas brillando y el viento atravesándolo todo. La parte de abajo de la abuela se mueve en la huerta, y el olor del asado con la carne recién puesta es una promesa, un arrullo, un mantra.”Nunca más van a pasar cosas así, estás a salvo, estás con tu familia”.
Mi familia reunida hoy porque hay una situación de estado y cuando pasa algo todos están.
La flor rosa fuerte volteada por el viento sobre el piso gris oscuro de la galería, recortada, perfecta… mamá en Europa de viaje con su novio.
Ya nos sentamos a comer bajo la galería, las nenas de mi hermano se pelean , después una me da de comer en la boca…el asado, rico, nunca tan rico como el olor a asado, la costillita seca salada, roerla, como una mujer primitiva, como una mujer medieval…
El traje de mujer medieval: quiero tirar ese traje, con ese traje puesto lo hicimos esa noche en Gesell.
Nuestra presentación en el anfiteatro del camping musical venía bien, Xavier nos dirigía, yo estaba casi relajada, él me contenía con la mirada, ahora pienso que nos contenía a todas. Kathy ese año no estaba, estaban peleados, bueno, separados, porque vivían juntos. Cantamos Stella Splenders in Monte. Apaludieron mucho. Un bis, otro.
Después, a oscuras en la cama del hotel, sola, las chicas no habían llegado. Sin alcohol, tratando de bajar la excitación de esa noche, sin esperar nada porque nunca se sabía nada con Xavi, sólo las miradas de él buscándome y encontrándome y un apriete rápido y muy fuerte en algún rincón oscuro, fugaz pero suficiente para que me durara para toda la semana, o un día, según él decidiera. Ya me dormía y él golpeó la puerta suavemente y me llamó,salimos silenciosos y rápidos,el deseo, y el olor del pinar con rocío en todos lados, el ruido del mar, y yo, cayendo sobre el piso de agujas de bosque y el cuerpo de él arriba, pero suave, acariciando, poniéndose más áspero a cada beso, el acto tradicional, como en una película clásica, “él sobre ella y ella temblando”, los ojos en el cielo, que era piedras preciosas tiradas sobre el terciopelo negro de un joyero y ella perdidamente enamorada, como decía mamá que les pasaba a las princesas en los cuentos de cada noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario